Naturaleza, sustentabilidad y sociedad, fueron los ejes de la presentación del libro del Ing. Elbio Woeffray, con auditorio colmado de profesionales, empresarios, docentes, investigadores, tanto de la Argentina como de otros países.
Como sociedad, es imperioso cambiar la forma en la que vivimos y consumimos. Desde esta premisa se abordó la problemática de las plantas de faenas avícolas que, según comenzaba Woeffray, está relacionada con lo humano. Uno de los grandes problemas que afronta la industria en general es la de resolver lo que parecieran dos caminos opuestos: por un lado, la producción de bienes y servicios y, por el otro, el impacto que esa cadena productiva tiene sobre el medio ambiente.
Como toda actividad humana nos hemos acostumbrado a pensar en el daño al medio ambiente como un efecto colateral y esa percepción del problema como un daño nos hizo postergar las soluciones. El planteo es cambiar el paradigma, esas formas de pensar que tenemos establecidas y formateadas.
El cambio se basa en mirarlo de otra manera: es dejar de verlo como problemas para verlos como recursos y transformar los problemas en soluciones sostenibles. Así, le damos un valor económico haciendo más rentable la empresa en cuestión.
Como toda actividad humana nos hemos acostumbrado a pensar en el daño al medio ambiente como un efecto colateral y esa percepción del problema como un daño nos hizo postergar las soluciones.
De esta forma, el especialista en Dirección Empresaria, Magister en Calidad y Medio ambiente y en Energías renovables, habló de soluciones para las plantas de faenas avícolas, de cómo generar dinero y disminuir costos a través de una problemática.
También hizo foco en el uso del agua y su ahorro, en el concepto de efluente cero, pasando por cuestiones sanitarias y microbiológicas, las buenas prácticas de manejo, entre otros. Así, a diferencia de lo que se cree, el mayor uso del agua en este tipo de plantas no está relacionado con la limpieza y el manejo sanitario de la misma, sino con el transporte de los productos.
En cuanto al uso del agua, también habló de la posibilidad de tratamiento de efluentes de faena con microalgas, que por un lado, trata el efluente mismo, y por el otro, tiene la posibilidad de generar un producto como la biomasa que, además, tiene un valor comercial.
“La gran proliferación de algas que se ve actualmente en el río Uruguay se debe a niveles muy altos de nitrógeno y de fósforo que el propio río no puede digerir y, en la naturaleza, existe una remediación propia que son las floraciones algales. Así, las algas están remediando una situación que generamos nosotros mismos como humanos. Nos enojamos con las algas pero, si no estuvieran presentes y activas, los niveles de nitrógeno y fósforo serían el doble. Así, la naturaleza, una vez más, está tratando de arreglar los problemas que causamos”, afirmaba Woeffray.
“Este cambio ya no es una opción, sino una necesidad. Si la sociedad entiende que la empresa cambia, la sociedad también apoya a una empresa que hace las cosas bien. Lo interesante del asunto es que hacer las cosas bien no sea solamente un premio moral, sino que sea un premio real. La idea es ganar-ganar. Gana la empresa, gana la sociedad, la tierra y la naturaleza”
Así, el autor comenta que lo que se propone y se está haciendo actualmente, es copiar lo mismo que hace la naturaleza, de manera controlada, dando como resultado que, en 5 días, el alga pueda convertir el efluente a sus condiciones naturales, casi “potabilizando” el agua. El alga se nutre de los elementos que son perjudiciales y, no solo los quita del agua, sino que los transforma en masa vegetal. No solamente se podría llegar a la emisión 0 de líquidos, sino también, emisión 0 de gases.
En la presentación, Woeffray afirmó que, en todas las mejoras propuestas, solo es necesario cambiar la forma de pensar ya que ninguna de ellas requiere de una inversión demasiado grande. “Este cambio ya no es una opción, sino una necesidad. Si la sociedad entiende que la empresa cambia, la sociedad también apoya a una empresa que hace las cosas bien. Lo interesante del asunto es que hacer las cosas bien no sea solamente un premio moral, sino que sea un premio real. La idea es ganar-ganar. Gana la empresa, gana la sociedad, la tierra y la naturaleza”, finalizó.